GRADO: DÉCIMO
Y EL CIELO SE CAE
Imagina que tu amor por otra persona sea tan fuerte, que lo terminas envenenando.
Luna de Angelis, una chica joven y bella de 19 años acaba de enamorarse de un chico (un chico no, Él chico, según De Angelis) que vio en una de las tantas cafeterías de Venecia, su hogar. A Luna le bastó con verlo una sola vez ahí sentado, desayunando para colocarlo de número uno en la lista de cosas más bellas que sus ojos habían visto.
Pero Alessandro, nombre de este caballero tan galán, tampoco se queda atrás; oh claro que no, él quedó tan embelesado de Luna como Luna de él, y fue un tanto gracioso que haya pensado que tenía su atuendo desaliñado, su cabello despeinado o algo por el estilo porque Luna no hacía si no lanzarle pequeñas miradas durante todo el tiempo que estuvo ahí, ya que no había ninguna forma de que una mujer tan etérea como ella se fijara en él. Alessandro decidió que de volvérsela a encontrar en la cafetería haría el intento de presentarse y le reza a Dios para que también le acepte un croissant.
Obviamente, Luna no demoró en contarle a su mejor amiga, Victoria, de su encuentro con el “amor de su vida”. Victoria, supuestamente emocionada por su amiga, la incitó a seguir visitando la cafetería a la misma hora para ver si corría con la misma suerte y se lo volvía a encontrar. Y así fue, dos días después de su encuentro inicial estaba Alessandro entrando a esa cafetería tan acogedora buscándola a ella, hasta que la divisó sentada en una pequeña mesa un tanto apartada del resto. Se llenó de valentía y se acercó hasta que estuvo lo suficientemente cerca de su mesa para poderle hablar.
-Buenos días, ¿hace un excelente clima esta mañana, no es así? – pregunta él, rogando internamente que no sea ignorado.
-Así es, ya se sienten los inicios de la primavera, mi nombre es Luna de Angelis, por cierto – le responde ella, estirando su delicada mano como cortesía hacia él, Marchetti de inmediato le sostiene la mano en un saludo muy elegante como para estar sólo hablando del clima en una cafetería.
-Que pocos modales de mi parte Señorita de Angelis, mi nombre es Alessandro Marchetti, un gusto – Alessandro está seguro que ese es el nombre más hermoso que ha oído en todos sus 20 años de vida, y que lo lleve el infierno si no es así.
Inis vitae sed non amoris
El final de la vida, pero no del amor
Después de esa conversación ellos empezaron a verse todos los días en ese mismo punto, Alessandro después de un par de semanas la invitó a una cita formal y De Angelis claro que aceptó, todo iba marchando de maravilla, y claro, la mejor amiga de Luna estaba enterada de todo.
Victoria Ricci, “mejor amiga” de Luna de Angelis desde hace tres años, decidió volverse cercana a Luna con la única intención de aprender cómo era que lo hacía, como era que todo el mundo quería a Luna ya que todos decían que era una mujer muy bella; ¿mientras que Victoria?… Su propia madre estaba preocupada de que llegaría a vieja estando soltera porque era una chica problemática, con una actitud horrenda y un corazón muy torcido. Así que no, no iba a permitir que Luna se casara primero que ella, porque cómo iba avanzando las cosas con Alessandro, esa era la opción más probable. Y por los dioses, si no fuera porque ya tenía armado un plan de antemano sobre como arruinarle la relación a Luna, ella misma hubiera tratado de quedarse con Marchetti. ¿su plan? Brujería.
Iba a hacer que una bruja reconocida por trabajar con magia negra y del caos hechizara su relación, que cada vez que Luna le demuestre afecto a Alessandro él fuera perdiendo salud, hasta el punto en el que él muriese.
Dos meses pasaron, y con razón esa bruja es tan reconocida. Alessandro estaba cada vez peor, pero su amor cada día más fuerte, aunque Luna también estaba siendo afectada, no tanto como él, claro está.
En la cita con el doctor no les dijeron nada. Sí, Alessandro estaba terriblemente mal, pero los exámenes médicos no mostraban nada fuera de lo normal, lo que hizo que Luna recurriera a una curandera que les dijo lo que pasaba.
-Una maldición. De las pesadas, han unido su amor de tal forma que mientras más se amen más daño se hacen, pero acá el que está siendo más afectado es el joven. – la señora de inmediato supo que había sido la famosa bruja, y lo que la hace famosa no es ser bruja en sí, es que es la mejor, sus maldiciones son irreversibles.
Una vez la curandera les hizo entender bien la situación en la que estaban metidos, y de que no había forma de salir, la pareja volvió a sus casas, jurándose que a la mañana siguiente iban a buscar una solución, algo que les permitiera disfrutar de su amor en paz.
Pero solo uno de ellos despertó en la mañana, y el cielo se cae sobre Luna de Angelis porque había sobrevivido al amor de su novio.